Temblor (7 sep 2017)

Recuerdo ese ronco sonido acercarse, un instante de inseguridad y luego el silencio… duró nada pero se sintió todo en ese lapso, el mundo se movió pero yo no lo sentía era como si me encontrará en otra dimensión

Los perros aullaban y de pronto a lo lejos un llanto y multitud de voces agradecidas, lloraban, gritaban… estaban vivas… pero, ¿qué habrá pasado más allá? Recuerdo a mis padres tomar el teléfono y llamar… me llega un mensaje preguntando como estoy y en ese momento soy consciente que mi corazón late, estoy viva… seguimos aquí.

He escrito desde el miedo y la vergüenza, con el dolor y la muerte escupiendome en la cara, primero trate de resistir por mis ancestras, para que su lucha fuera honrada llegando a dónde ellas quisieran, luego me di cuenta que tenía que ser yo, ahora escribo de pasión y de ternura, de fuerza y sentimiento, de ahí vienen mis raíces, es el abono que me ha cultivado. No borraré más mis miedos estoy aprendiendo a andar con ellos, no me dará vergüenza mi voz temblorosa, ella conoce mi historia y nunca me ha fallado.

La fuerza de la ternura

A lo largo de la vida me ha dado mucho miedo no saber que decir o como decirlo, abrir mi boca y que la voz tiemble, hablar sobre una herida y que el llanto brote de mis ojos y mi garganta impidiendo articular más palabras. He intentado una y otra vez extirpar ese miedo, esconderlo debajo de un mantel y que nadie se entere que ahí está… He envidiado con locura a aquellos hombres que desde pequeños conocen su lugar y pueden pronunciarse… Pero también he conocido mujeres maravillosas, que construyen de la ternura y la sensibilidad, cuya fuerza radica no en modificar los discursos o que su voz suene más fuerte, sino en poder cuidar, en hacer llegar las palabras al corazón. Esto no siempre es posible, hay veces en que el odio y otras cosas del mundo nos han invadido tanto que ese amor pareciera que no tiene lugar. Pero ahora me siento feliz de tener un corazón sensible, uno que se riega y florece con los episodios de dolor y lucha, que va aprendiendo a reconocer la ternura y valentía donde el mundo dice que solo hay sufrimiento. A qué aunque no sepamos que decir siempre podemos escuchar y estar. Muchas gracias mujeres mágicas, no se me ocurre ni siquiera que palabra usar: ¿ternura? Fuerza? Cariño? Amor? luz? Fortaleza? Intensidad? Creo que lo son todo, creo que lo somos todo y poco a poco estamos aprendiendo a dejarlo ser y dejarnos construir juntas.

Noches de muerte

El sábado me quise matar, fue un rato muy complicado entre las 10 de la noche y las 3 de la mañana; pensé en todas las opciones que tenía para hacerlo,  era muy complicado porque mis papás estaban en la casa, en la habitación de al lado y se podrían despertar e interrumpir mis acciones.

Pensé en una navaja que tenía en una caja que deje en el cuarto de mi hermano, la que juré no volver a usar para lesionarme, pero que conservo y me resisto a tirar; esta muy desafilada y como no sé como cortar y la sangre me marea probablemente no iba a funcionar;  mis papás se despertarían y no podría explicarles que estaba haciendo.

Pensé en lo chistoso que sería ahogarme en el tanque, ir sintiendo como el aire escapa de mis pulmones y esa sensación que viene en mis pesadillas y me recuerda las ocasiones en las que sin intensión casi me ahogo. Me paso por la mente que la sensación no sería tan mala como el seguir viviendo, el problema era que en lo que abría la puerta hacia el patio y me metía en el tanque se darían cuenta por el ruido y me sacarían, mi perro empezaría a ladrar pidiendo que estuviera con él, o se subiría al tanque para esar conmigo. Mi papá me daría de golpes con el cinturón hasta descargar toda su rabia… y no me dejarían continuar.

Me dio miedo pensar en cómo sería que todos esos pensamientos que me ahogan varias veces al día se arremolinarían por un rato y luego por fin llegaría la paz definitiva. No más decisiones que tomar, no más miedo a que algún hombre me violente, no más tener que quedarme callada, no más ver como la vida de las personas es destrozada y son violentadas sin que yo pudiera hacer algo. Un minuto más, me dije viendo el reloj, si esperas otro minuto van a estar más dormidos y no escucharan cuando lo hagas.

Alrededor de las 3 pude salir de estos pensamientos y me solté a llorar con mucho miedo porque sabía que iban a regresar. Pensé en marcarte pero ¿Qué te iba a decir? Quise hablarle a otra amiga, ella se duerme tarde pensé, tal vez podría contestarme, pero no, no estaba. Y al caso, si me contestaban ¿Qué iba a decir? Creo que esta sensación de desesperación, ahogo de tener una varilla atravesando de oreja a oreja e impidiéndome hablar si la he sentido antes, pero no puedo hablar de eso ahora. La siento cada vez que me quiero matar, en el momento en que me doy cuenta de lo que estoy haciendo y necesito que alguien me frene, pero no puedo decir nada al respecto.

Y se que me voy a volver a sentir así, y sé que me voy a querer matar y me espanta que me lleguen estos pensamientos en el momento en que sí haya condiciones y que esta vez no haya nadie que me frene a tiempo. Todas las veces que planteo irme a vivir sola pienso en estos momentos y en que no puedo; necesito que alguien este para detenerme porque no sé si sería capaz. Una noche mi roomie que me cohercionó para obedecerlo y tener relaciones sexuales fue por estas emociones.

Llegué a la casa dispuesta a morir, con el plan y los instrumentos los tenía en mi cuarto, pero él estaba en la sala (nunca supe si sabía que pasaba dentro de mi cabeza) me detuvo y obligo a pasar tiempo con él. A lo largo de la noche me fue orillando a hacer cosas que no quería hacer, y en realidad no me importaron mis límites, porque yo lo que quería era deshacerme de él para poder morir… y me terminó obligando a masturbarlo, y me encerró en su habitación, los dos desnudos, y termine abrazada a él sintiéndome asqueada y decepcionada de no morir, pues podría haber evitado esta humillación.

No sé que me espanta más, si mis pensamientos y determinación a la hora de intentar morirme o lo vulnerable que soy cuando estoy en esos periodos. En realidad no sé si sería capaz, cada vez que ya tengo el plan y lo pongo en marcha alguien llega y lo evita. Me gusta creer que no sería capaz pero no me quiero arriesgara a que sí.

Noche de grillos

Hoy regalé un pedazo de mi alma, no lo había usado desde hace mucho, lo reconozco, pero al momento de entregarlo sentí miedo de que lo tirarás por ahí, o lo aceptarás por compromiso. Tenía miedo de no saber que decirte, que ese instante tan íntimo se viera interrumpido, como son interrumpidas nuestras charlas sobre sueños.

No me di por vencida y lo volví a intentar, y la sonrisa que me diste, Dios, sentí que me derretía, no fue preciso decirte nada y que bueno; porque el nudo que tenía en la garganta exprimía mi cerebro y me impedía hablar. No te lo dije, pero había esperado años a alguien a quien darle eso. Se lo pude dar a cualquiera pero lo guarde para ti, aún sin conocerte.

Hoy los grillos no dejan de cantar, su melodía me parece alegre a pesar de las cosas malas que me quieren derrotar, los ojos se me caen del sueño, intentó madurar, pero solo puedo mantener en mi mente el brillo de tu mirada, la conexión entre nuestras almas y el dolor por saber que nada pasará.

Los grillos continúan su cantar, ahora me siento más sola que nunca, ya no está ese pedazo de alma que ocupaba lugar, ahora estoy más vacía y sin embargo tu ocupas todo lugar.

Re-sonar

Cuando decides que debes empezar a actuar como adulto, las decisiones que tomas comienzan a pesar mucho en el día a día, tienes miedo de seguir adelante, pues no sabes que va a ocurrir. Te aterran las consecuencias de tus actos y por tanto a veces decides no actuar con tal de no afrontar los problemas, pero estos se hacen cada vez más grandes.

Pareciera que tienes que abandonar tus sueños, los lugares en los que te sientes seguro y amado; para brincar hacia el abismo de la incertidumbre, dispuesto a encontrar algo más allá que pueda llenar tu ser y liberarte de todas esas presiones sociales, familiares y personales que te mantienen aprisionado con el supuesto fin de encaminarte al éxito.

Pero, querida persona, por más que creas que dejas todo lo querido atrás no es así, puesto que habrá personas que no se esfumaran y estarán dispuestas a tenderte la mano, a estar contigo y sonreírte para que puedas levantarte las veces que haga falta, y son ellas las más valiosas que encontrarás.

Aun cuando creas que no hay una salida, existe una manera de sobrevivir al mundo, de hacerlo más humano, más solidario, más armónico con todo lo que nos rodea ¿Cuál es esa manera? No te lo puedo decir, pues cada uno debe encontrar la propia; pero si estás dispuesto, podemos acompañarnos al recorrer el camino, a buscar juntos nuestras respuestas.

No siempre nos veremos los rostros, pues en ocasiones la niebla de los problemas, el trabajo, y las responsabilidades nos impiden ver más allá de ella; pero ten la certeza de que te estaré acompañando, si no me ves, canta para que sepas que estoy allí contigo, para que al sonar nuestros corazones juntos, sepas que no volverás a estar sola.

Ahora que te vas

A pesar que ya me lo había dicho y trate de prepararme para lo que venía, me siento muy triste. Sé que no te vas para siempre, y valoro mucho el poder seguir formando parte de tu vida y el conocerte. Pero es que en medio de tantos problemas y lo complejo y horrible del mundo tener a alguien con quien sentirte acompañada y poder ser tan sincera es lo más maravilloso y no es sencillo renunciar. Sin embargo con el paso del tiempo también pienso en como este aprendizaje y amor que me has compartido, ha sido lo que me permite reconocer lo que cada una quiere y apoyarnos para ir por ello. Agradezco cada minuto de convivencia, los aprendizajes y su esencia, lo que me has compartido y acompañado. Esperar que las cosas sigan igual es egoísta y va en retroceso. Es cortar las alas a lo que hemos intentado que vuele por tanto tiempo, y va en contra de lo que me has compartido. Durante este tiempo que ha sido maravilloso me has regalado muchas cosas que ahora puedo y debo procurarme a mi misma; Así como puedo compartir con las demás. Parte de este proceso es reconocer todo lo que admiro y he aprendido de ti y tratar de aplicarlo en lo que estoy haciendo. Y seguir construyendo desde ese amor, de esa seguridad compartida.

De las prácticas de discriminación y aislamiento a las personas recién llegadas.

#Migración #Vulnerabilidad

¿Porque una persona migrante recién llegada debe sentirse avergonzada de dormir en la calle? Entiendo la incomodidad de quien le pregunta, pues finalmente se trata de una condición que atenta contra la dignidad de las personas, más aún cuando la persona viene con niños o niñas, el sentimiento nos puede y nos mueve fibras sensibles, pero es posible que aunque la persona se dé cuenta de la condición del migrante no pueda/quiera hacer algo al respecto.

Sin embargo nos centraremos en el sentimiento de vergüenza proveniente de la persona migrante, no podría decirse que es una situación que eligió o que hubiese planeado desde que salió de su país. En muchos casos la persona fue orillada a situaciones de pobreza que finalmente, provocaron que la persona huyera de su país por lo que al llegar a otro país no cuenta con los recursos para iniciar una vida o por lo menos pasar la noche.

Si bien en ocasiones las personas pueden solicitar un lugar en un albergue la demanda es tanta que no hay lugar para todxs, y quienes consiguen entrar tienen limitada su estancia a algunos días.  Sin un lugar donde asearse o descansar las personas se vuelven más vulnerables y las oportunidades de obtener un trabajo disminuyen drásticamente. Las personas no deberían sentir vergüenza por estar en un contexto de tanta vulnerabilidad, el estado es quién debe tener pena por las condiciones en que mantiene a la población que llega y por no intervenir para mejorar la situación, en vez de re-enviar a las personas a la violencia de sus países.

Del silencio ¿auto-impuesto? y los bloqueos de la escritura.

Llevo tiempo queriendo hacer de la escritura una constante en mi vida, disfruto contar por Twitter a desconocidos breves relatos de cosas que pasan cotidianamente, pero al sentarme ante un documento en blanco me da miedo. Pienso con que llenaré esos espacios, puede que las ideas queden a medias o que no alcancé a expresar lo que quería. A ratos siento que tengo tanto que decir que no alcanzaría el papel para plasmarlo, pero también me cuestiono sobre la pertinencia de hablar.

Al crecer en un contexto donde se recomienda ser reservada y precavida con lo que se dice el anonimato es un verdadero escape a todo lo que pienso, pero también este contexto ha tenido sus repercusiones en mis ánimos de ser escritora. A ratos empiezo a imaginar historias, sus personajes y reacciones, me inmiscuyo con ellos en la fantasía; o recuerdo aquellos relatos que se quedaron a medias cuyos huecos podrían ser llenados para compartirse con otras personas y hacer sentirlas conectadas con esas historias.

Pero entonces vienen los pensamientos sobre la productividad, la culpa por utilizar el tiempo en cosas que aporten a la realidad inmediata, el miedo de apropiarme de las historias y no respetar a quienes me narraron esos relatos. Y la tecla de borrar se convierte en la principal y mis pensamientos se quedan encerrados en mi mente.

De aquí el nombre de la página, porque me parece subversivo permitir al colibrí enviar esos mensajes que salen de mis sentires a los cuáles he aprisionado por años y ver que sucede. Escribir por gusto, por la necesidad de expresión y ver como las ideas vuelan por ahí y se acomodan en el ciberespacio.

Diles yo no fui…

Esta semana he pensado mucho sobre como las canciones cotidianas han configurado la forma de ver los afectos, y en general el mundo. Cuando pienso en las convivencias familiares la canción de «Yo no fui» me resuena, pienso en mis tíos riéndose mientras dedican la canción a sus esposas y a su madre, en mis tías sabiendo que ellos les eran infieles pero sin quererlo admitir y en las muchas peleas que tenían con sus amigas o familiares cuando les decían cosas sobre ellos para que tuvieran precaución o supieran y tomaran decisiones.

Años más tarde salieron a la luz todas las cosas que no habían hecho, uno de ellos pasó tiempo en la cárcel por un negocio con carros viejos, y ahí tuvo que decir que tenía un bebé pero la mamá no sabía que él era casado, otros tenían otras parejas y cuando sus esposas lo supieron se enojaron con quién se los había dicho y habían puesto a sus pobres esposos en evidencia.

Y es que al ser visto en mi familia el matrimonio como algo que debe durar para siempre, sin posibilidad de arrepentirse o mejorar la situación, al ser las mujeres quienes tienen que complacer al esposo y si las engañan es porque no hicieron bien su trabajo; al tener que ser el amor es incondicional, (al menos por parte de ellas) en realidad es más sencillo creerle al pirulí que no hizo nada, y enojarse con todas las demás personas que rompen con la ilusión de respeto y fidelidad, que en ocasiones, es lo único que les da esperanza de esas relaciones.

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